viernes, 9 de septiembre de 2016

¿Hubo vida en otros planetas pero se extinguió?

La vida en otros planetas pudo haberse extinguido en su etapa temprana debido a su incapacidad de sobrevivir a las condiciones extremas de los planetas en formación, según un estudio divulgado este miércoles en Australia.
La investigación de la Universidad Nacional Australiana, que analiza cómo podría evolucionar la vida en el Universo, sostiene que las nuevas formas de vida mueren debido al calor o frío extremo de los planetas que comienzan a surgir.

"La vida que comienza a emerger en todos esos planetas rocosos húmedos se apaga ya sea por gigantescos impactos o la incapacidad de controlar los efectos invernadero o de glaciación", dijo el coautor de este estudio, Charley Lineweaver, a la cadena ‘ABC’.
Pese a que en el Universo abundan las condiciones para que se genere la vida, esta se extingue con rapidez en su fase inicial, lo que impide que evolucione a formas más complejas.
"La vida temprana es frágil, así que creemos que es muy raro que evolucione lo suficientemente rápido para sobrevivir", añadió Aditya Chopra, coautor del estudio publicado recientemente en la revista ‘Astrobiology’.
La divulgación del trabajo coincide con los preparativos de un multimillonario proyecto que utilizará un telescopio australiano para encontrar vida extraterrestre y que cuenta con el apoyo del cosmólogo Stephen Hawking.

¿Qué pasaría si se destruyera una de las lunas de Marte?

Fobos, una de las dos lunas de Marte, podría desaparecer dentro de 20 o 40 millones de años, pero dejaría al planeta rojo un ‘regalo’ en forma de anillo, según revela un estudio que publica este lunes la revista británica ‘Nature’.
La investigación, desarrollada por expertos de la Universidad de Berkeley (California) y del City College de Nueva York, prevé que la destrucción de Fobos cree un anillo alrededor de Marte, el cual sobrevivirá durante millones de años.

En algún periodo de esa existencia -apuntan los investigadores- ese disco podría llegar a tener una masa con una densidad similar a la de los anillos de Saturno. Los autores del estudio, Benjamin A. Black y Tushar Mittal -de Berkeley y City College, respectivamente-, recuerdan que Fobos, la luna más grande de Marte, se dirige gradualmente hacia el planeta rojo girando como una espiral, a diferencia, por ejemplo, de la Luna, que se aleja poco a poco de la Tierra.
Finalmente, Fobos podría romperse debido a la presión a la que se vería sometido por la atracción de la fuerza gravitatoria de Marte o, bien, se estrellaría contra su superficie, los dos destinos previstos para un satélite que migra hacia su planeta.
En sus investigaciones, Black y Mittal usaron datos de observación y un modelo geotécnico para calcular la resistencia de Fobos y constataron que gran parte de esta luna está compuesta por materiales débiles.
Cuando la presión provocada por la fuerza de atracción de Marte alcance su punto más alto, lo que podría ocurrir dentro de 20 o 40 millones de años, esos materiales frágiles se separarán del satélite.
Los expertos prevén que esas partículas se dispersarán para formar un anillo alrededor de Marte, el cual, según estiman, podría durar hasta cien millones de años. Las partes de Fobos que resistan este proceso de desintegración formarán piezas de gran tamaño que, al final, se estrellarán contra la superficie de Marte y crearán cráteres.
Aunque de momento solo los ‘gigantes gaseosos’ de nuestro sistema solar tienen anillos -destacan los autores- este estudio sugiere que Marte podría tener uno en el futuro, lo que ofrece también una visión sobre el comportamiento de las "lunas migratorias" que se "autodestruyeron" en el pasado.

Internautas aseguran ver cangrejo gigante en cueva de Marte

Una fotografía de la superficie de Marte tomada por la NASA se está popularizando en las redes sociales al mostrar, según algunas personas, un gigantesco cangrejo alienígeno en la entrada de una cueva.
Debido a la distancia desde la que fue tomada la fotografía, ver esta supuesta criatura requiere de un uso bastante generoso de la función para ampliar la imagen, dejando la ‘prueba’ de vida alienígena borrosa y ‘pixelada’.

Sin embargo, una guerra entre humanos e insectos al estilo de “Starship Troopers” parece muy poco probable y en realidad nuestro cangrejo se trataría de un caso de pareidolia, un fenómeno psicológico donde el cerebro confunde un estímulo difuso y aleatorio como algo reconocible.
Este fenómeno, una útil evolución del ser humano que le permitía identificar más rápidamente peligro cuando vivía en la intemperie y amenazado por depredadores, ahora nos trae, semana tras semana, reportes de personas que encuentran caras de distintas divinidades y celebridades en tostadas, manchas de moho y pañuelos usados.
El planeta rojo y sus curiosas formaciones rocosas no son ajenas a estas confusiones. La más famosa es “la cara de Marte”, una curiosa estructura parecida a un rostro encontrada el 25 de julio del año 1976 y ubicada en la región marciana de Cydonia Mensae.
A comienzos del 2015, usuarios de Twitter y Facebook de todo el mundo se emocionaron al encontrar una ‘cabeza de dragón’ (o caballo) en la superficie marciana, que en realidad era una roca con una forma algo peculiar.

Agua marciana

A finales de los años treinta, cuando la Segunda Guerra Mundial empezaba a tomárselo todo, aquella adaptación radial de La guerra de los mundos –ideada por Orson Welles– creó cierto pánico en algunas calles de Nueva York con la noticia falsa de que la Tierra estaba siendo tomada por los marcianos. En los cincuenta, cuando el cine de serie B andaba de moda y la Guerra Fría propagaba su paranoia de hemisferio a hemisferio, se pronunció la sospecha de la vida en otros planetas como una frase ominosa: “No estamos solos en el universo...”. Hoy, luego de que la Nasa no solo ha confirmado que la mitad de Marte fue un océano profundo, sino que hay evidencias de que sigue habiendo corrientes de agua líquida en la superficie del planeta rojo, la noticia se ha recibido con mucha más calma.

Se ha recordado, por supuesto, que el agua es una condición para la vida, un primer escalón, pero, antes de que comience a ponerse en escena la mitología y la ciencia ficción emita un “se lo dije...”, se ha corrido a aclarar que el descubrimiento de estas corrientes saladas –que, según dijeron los científicos, crecen durante los meses más cálidos– no prueba necesariamente que haya vida en Marte. “Determinar la presencia de agua líquida es un paso para establecer que la superficie de Marte es un lugar que puede ser habitado”, declaró, en rueda de prensa, la investigadora Mary Beth Wilhelm. Pero en el 2020 se enviará un robot en busca de señales de vida. Y el objetivo final, luego de determinar que no se contaminará ninguna superficie en el proceso, es el de enviar una misión tripulada.

Ha sido un año lleno de noticias del espacio: desde la reivindicación de Plutón hasta el descubrimiento de que Marte “no es el planeta seco y árido que pensábamos en el pasado”. El resultado es de cierto modo una lección de humildad: una demostración de que el hombre no ha dejado de emprender las más grandes expediciones –en busca, quizás, de una experiencia que le devuelva al planeta cierta hermandad, cierta identificación–, pero también un recordatorio de que el horizonte de la humanidad está lejos de ser conquistado.

Así fue el inicio de la obsesión marciana para la humanidad

Una noche de 1877, Giovanni Schiaparelli, un destacado senador de la sociedad italiana y curioso observador del cielo, se preparaba para apuntar hacia Marte un moderno telescopio instalado en Milán (Italia), aprovechando que nuestro vecino planetario se encontraría a la distancia más cercana de la Tierra.
Schiaparelli ya había descubierto un asteroide y estaba decidido a hacer las mejores observaciones del planeta rojo. Evitó tomar café y cualquier cosa que pudiera afectar su sistema nervioso y, luego de tener su telescopio en posición, pudo apreciar estructuras en la superficie marciana, a las que llamó canales.

Aquella noche de observación desató uno de los más grandes revuelos en la ciencia, la ficción y la cultura en el siglo XX: una verdadera fiebre marciana.
Las observaciones de Schiaparelli fueron de alguna manera mal interpretadas y los canales se relacionaron con una red de irrigación construida por una avanzada civilización alienígena. El astrónomo estadounidense Percival Lowell promovió la idea de que Marte albergaba vida y el siglo XIX cerró con el anuncio de que, posiblemente, el planeta rojo se encontraba en un avanzado estado evolutivo comparado con la Tierra.
Comenzó entonces una obsesión por formas de vida en Marte, los famosos marcianos, que comenzaron a protagonizar infinidad de películas y a ser portada de revistas, siendo 'La guerra de los mundos', de Orson Welles, una de las más popularizadas historias.
Solo hasta los 70 la ciencia puso un poco de orden al asunto. Las misiones de exploración del programa Viking nos mostraron la superficie marciana y en 1997 un vehículo robotizado recorrió por primera vez su superficie.
Hace unos días, cuando la ‘luna roja’ fue protagonista, el planeta rojo nos sorprendió con los primeros indicios de agua líquida, fluyendo por canales, descendiendo por laderas y depositándose en cañones y cráteres. No son los canales que imagino Lowell, y no hay aún indicios de vida ni siquiera a nivel microbiano, pero el panorama se abre a nuevas posibilidades de exploración, y aumenta la probabilidad de que en algún momento detectemos a esos esperados marcianos.

Estados Unidos pretende crear oxígeno artificial en Marte

EE. UU. confía en que en 2020 pueda crear oxígeno artificial en Marte con un experimento del robot explorador que sustituya al Curiosity y está investigando un motor de propulsión solar para viajar por el espacio profundo.
Estos fueron dos de los aspectos sobre la futura misión de EEUU a Marte que la administradora adjunta de la NASA, Dava Newman, explicó en un encuentro con periodistas en Viena, donde asiste a una reunión de la Oficina de Naciones Unidas para el Espacio Exterior.

"Estamos haciendo las inversiones necesarias y estamos más cerca que nunca en la historia de la civilización humana de mandar a humanos a Marte en la década de 2030", expuso la experta.
"Queremos viajar allí para saber si hubo vida en el pasado y si otros planetas pueden ser habitables", subrayó. Newman explicó que la NASA cuenta con una hoja de ruta de tres etapas para desarrollar una misión tripulada a Marte en la década de 2030, para lo que además del desarrollo tecnológico se debe evaluar el impacto en la salud de largas estancias en el espacio.
Desde 2010 la NASA estudia los efectos que una estancia prolongada en el espacio puede tener en el cuerpo humano, ya que la radiación espacial puede aumentar las probabilidades de cáncer y periodos largos de ingravidez debilitan la masa ósea. Los astronautas que viajen a Marte podrían pasar más de tres años en el espacio, según relató Newman, ya que sólo alcanzar el cuarto planeta del sistema solar, situado a unos 77 millones de kilómetros, supondría un periplo de ocho meses.
En una segunda fase, la agencia espacial de EEUU pretende desarrollar misiones en el conocido como espacio profundo -más allá de la influencia gravitatoria de la Tierra y la Luna- con la cápsula espacial Orión y el cohete pesado SLS (Space Launch System), que se están ultimando. Así, en la próxima década la NASA espera enviar una misión tripulada a explorar un asteroide, una experiencia en la que la agencia pondrá a prueba nuevas tecnologías y capacidades indispensables para llegar a Marte.
Además se desarrollarán nuevos propulsores espaciales, como un modelo "electro-solar" que serviría en el futuro de motor para naves de carga que aprovisionen a los astronautas en Marte.
"Para transportar carga uno de los candidatos es el propulsor electro-solar", sobre el que ya se está investigando, explicó Newman. Este tipo de propulsor sólo se usaría para las naves de carga ya que, aunque es muy eficiente en el uso de energía, es "más lento", según la experta.
La tercera fase supondría llegar a Marte en la década de 2030, crear en su superficie instalaciones habitables para largos periodos y procurar que, en la medida de lo posible, sus necesidades dependan lo menos posible de la Tierra.
Para ello son importantes experimentos como el que desarrollará el próximo robot explorador que sustituya al Curiosity y que incluye la creación de una pequeña cantidad de oxígeno en el año 2020 a partir de la propia atmósfera del planeta rojo. "Sería la primera vez que se crea oxígeno en otro planeta", destacó Newman sobre ese experimento, denominado MOXIE.
Es necesario "invertir en tecnología que nos permita ser independientes de la Tierra", aseguró la especialista al destacar que la distancia supone un gran desafío, también para las comunicaciones, ya que llegarían con un gran retraso. Newman reconoció que los objetivos de la NASA son un "enorme reto", pero que los afrontan "con entusiasmo".
Dos veces más pequeño que la Tierra y con una temperatura media en la superficie de 55 grados centígrados bajo cero, Marte es un planeta inhóspito y árido con muy poco oxígeno. La experta también destacó que la tecnología que utilizará la NASA para las misiones a Marte y sus descubrimientos e investigaciones pueden tener aplicaciones y beneficios para la Tierra, como ya sucedió con numerosos avances espaciales anteriores.
"Desde procesos para filtrar el agua, observaciones científicas de la Tierra y del clima, hasta dispositivos sanitarios móviles: estamos mejorando la vida en todo el mundo", concluyó Newman.

Un enorme volcán cambió la cara de Marte

Hace más de 3.000 millones de años, la superficie de Marte se deslizó sobre su núcleo, desplazando a ríos y casquetes de hielo, según un estudio publicado en ‘Nature’. "Si ocurriera tal cambio en la Tierra, París quedaría en el círculo Polar", explicó Sylvain Bouley, geomorfólogo (experto en relieve de los planetas) de la Universidad de París Sur y autor del informe. "Veríamos auroras boreales en Francia y haríamos vino en el norte de África", agregó.
El responsable de este importante cambio de 20 a 25 grados es el cono volcánico de Tharsis, un gigante más de diez mil veces mayor que el volcán más grande de la Tierra, y eso a pesar de que Marte es ocho veces menos voluminoso que nuestro planeta.

Según el estudio, por su masa fuera de lo común, el cono volcánico provocó la rotación de las capas superficiales de Marte -su corteza y su manto- en torno al núcleo, un poco como si se hiciese rotar la pulpa de un durazno sobre su núcleo. "Fue un fenómeno que se extendió sobre decenas de millones de años", destaca el investigador.
Geomorfólogos, geofísicos y climatólogos participaron en el estudio, que según ellos ofrece una respuesta única a algunos misterios del Planeta Rojo."No lográbamos entender por qué los ríos están donde están actualmente", dijo Sylvain Bouley.
"Dan la impresión de estar distribuidos de manera aleatoria, pero si se empuja la superficie, quedan todos en una misma banda tropical".
Las imágenes de Marte demuestran la existencia de antiguos cauces fluviales. Los científicos se interrogaban sobre la posición de algunos reservorios subterráneos de hielo, calificados de anomalía, porque se sitúan lejos de los polos del planeta. La existencia del gigantesco volcán parece haberles aportado una respuesta.

Humanos podrían viajar a Marte en al menos 15 años'

¿Sueña con viajar a Marte? Tendrá que esperar al menos 15 años para que se desarrolle la tecnología que lo haga posible, dijo el director de la Agencia Espacial Europea (ESA, por su sigla en inglés).
"Si hubiera suficiente dinero, entonces posiblemente podríamos hacerlo antes, pero no hay tanto ahora como había para el programa Apolo", dijo el director general de la ESA, Jan Wörner, refiriéndose al proyecto estadounidense que llevó a humanos por primera vez a la Luna.

Wörner dijo que un asentamiento humano permanente en la Luna, donde impresoras 3D podrían usarse para convertir la roca en elementos esenciales necesarios para el viaje de dos años a Marte, sería un gran paso hacia el planeta rojo.
"Probar ahora cómo usar el material lunar para construir estructuras, no solo casas, sino también telescopios y otras cosas, nos enseñará cómo hacerlo en Marte", dijo a Reuters en una entrevista en el Centro de Operaciones de la ESA.
La agencia espacial de Estados Unidos, la NASA, espera enviar astronautas a Marte a mitad de la década de 2030 y el empresario Elon Musk, presidente del fabricante de autos eléctricos Tesla Motors, dice que planea llevar una nave no tripulada al planeta para el 2018 y con humanos para el 2030. Wörner dijo que podría tomar más tiempo.
Una nave enviada a Marte necesitaría equipamiento y combustible suficiente para despegar y emprender el viaje de regreso y los humanos necesitarían protección ante desafíos físicos y mentales sin precedentes, además de la radiación espacial.
Wörner dijo que quisiera ver a varios laboratorios en la Luna, en lo que llamó "colonia lunar", para reemplazar a la Estación Espacial Internacional (EEI) y para que prueben las tecnologías necesarias para el viaje a Marte. "Hay varias compañías y agencias públicas pidiendo unirse al club, quieren hacer diferentes cosas, minería, investigación in situ, turismo y demás. Hay una gran comunidad interesada", afirmó.

¿Cómo va a buscar vida en Marte la misión ExoMars?

Será un viaje de siete meses por el universo hasta llegar a Marte. La aventura la iniciaron este lunes el satélite para el estudio de Gases Traza TGO (en inglés, Trace Gas Orbiter) y el módulo de descenso Schiaparelli, protagonistas de la primera misión del programa ExoMars, y buscará pistas para resolver ese interrogante que tanto inquieta al hombre: ¿ha existido vida en el planeta rojo?
El lanzamiento fue exitoso (sobre las 4:31 a. m. hora colombiana) desde el Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán. Detrás de este ambicioso proyecto están la Agencia Espacial Europea (ESA) y Roscosmos, la agencia espacial federal de Rusia, y representa un nuevo paso para el programa de exploración europeo y el despegar para los rusos, que no han tenido mayor éxito en sus programas sobre el planeta rojo.

De acuerdo con la ESA, esta primera parte de la misión, que se completará con el envío de un rover o vehículo de exploración en el 2018, servirá para probar nuevas tecnologías que abrirán paso al plan de recoger muestras de Marte hacia la década del 2020.
Deberá ser una misión de altísima precisión, pues una falla en los instrumentos o cualquier imprevisto del satélite en el camino hasta el cuarto planeta del Sistema Solar puede torpedear un esfuerzo científico y tecnológico que cuenta con un presupuesto de 1.300 millones de euros.
El satélite TGO –dijo la ESA– es la nave más grande enviada por la agencia a Marte, con más de 3.700 kilogramos de masa. Además –añadió–, es la primera vez que se utiliza una arquitectura de misión de este tipo, con una sonda que despliega un módulo de aterrizaje, desde las misiones Viking de la Nasa en la década del 70.
Silvia Bayón, ingeniera de sistemas del satélite, explicó en el sitio web de la ESA que el módulo de entrada –Schiaparelli– se tendrá que separar tres días antes de la llegada de la nave al planeta.
“TGO tiene que hacer una maniobra para no seguir una trayectoria de colisión con Marte y, tres días después, hace la maniobra de captura del planeta, que dura dos horas y consume la mitad del combustible”, añadió Bayón. Se trata de una técnica de aerofrenado, que lo pondrá en órbita a unos 400 kilómetros sobre la superficie marciana.
Por eso, todos los ojos estarán puestos en el orbitador que –según Bayón– traslada el módulo de descenso, se encarga de las tareas científicas y es la plataforma de comunicaciones entre Marte y la Tierra. Se estima que los mensajes pueden tardar hasta 24 minutos en llegar a nuestro planeta y en el 2017 la conjunción solar de Marte cortará toda comunicación durante un mes. Esto sucede porque el planeta rojo quedará ‘detrás’ del Sol desde la perspectiva de la Tierra.
Análisis de gases
La fase científica del TGO durará un año marciano, lo que equivale a 687 días terrestres. Y en esa labor de hallar si en el pasado hubo vida en Marteanalizará la presencia de metano en la atmósfera marciana, gas traza que en la Tierra tiene origen biológico o geológico, por procesos volcánicos. También estudiará otros gases, como vapor de agua u óxidos de nitrógeno.
Leo Metcalfe, responsable de operaciones científicas de ExoMars 2016, dijo en el sitio web de la ESA que hace 3.500 millones de años había agua líquida en la superficie de Marte y, posiblemente, también vida.
Según la agencia espacial, el planeta rojo y la Tierra empezaron teniendo condiciones similares y favorables a la vida, al principio del origen del sistema solar. Pero hace unos 4.000 millones de años, la superficie marciana comenzó a volverse más parecida a como la conocemos hoy y se transformó en un entorno hostil para la vida.
En varias misiones se ha hallado presencia de metano en la atmósfera de Marte. La ESA explica que la vida media de ese gas es corta en escalas de tiempo geológicas, por lo que al haber detectado su presencia periódicamente lleva a pensar que existe una fuente de emisión en la superficie que lo repone de forma regular. Ese misterio podría ser revelado por ExoMars.
Además, se encargará de realizar mapas del hidrógeno en el subsuelo marciano, que podrían ayudar a delimitar las zonas para la llegada de futuras misiones.
Planes de descenso
Una vez Schiaparelli se desprenda y se pose sobre suelo marciano, sus baterías le darían ‘vida’ por entre dos y ocho soles (días marcianos, que equivalen a 24 horas y 37 minutos terrestres).
Si bien la tarea de desprenderse, frenar y tocar suelo es un tremendo reto, el módulo de descenso también hará ciencia. Deberá medir –según la ESA– la velocidad del viento y su dirección, la presión y la temperatura cerca de la superficie y estudiar el campo eléctrico en la superficie marciana, así como la concentración de polvo en la atmósfera.
¿Recuerda esa tormenta de arena en ‘The Martian’? Aunque un evento de tal magnitud no pasaría en la realidad debido a la fina atmósfera, los investigadores esperan aprender más sobre la formación de las tormentas de arena en ese planeta.