viernes, 2 de septiembre de 2016

Hallazgo de la NASA da esperanza de vida extraterrestre

Un descubrimiento de la NASA y el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian  podría cambiar radicalmente la teoría sobre la formación de los planetas en el universo. 

Y todo comienza con un planeta rocoso gigante llamado Kepler-10c.
Kepler-10c habita una constelación llamada Draco, localizada a 560 años luz de la Tierra. El planeta orbita una estrella similar al Sol una vez cada 45 días. Pero lo más sorprendente de este planeta es su peso. Kepler-10c es 2.3 veces más grande que la Tierra, pero pesa 17 veces más que nuestro planeta.
Esto indica que Kepler-10c está probablemente compuesto de roca y otros sólidos densos, un hecho que los astrónomos creían imposible para un planeta de su tamaño. Usualmente mega planetas, como Júpiter y Neptuno, captan hidrógeno a medida que van creciendo y así se tornan en gigantes cuerpos celestes gaseosos.
“Cuando piensas que ya has resuelto algunos de los acertijos del universo, la naturaleza te planta un sorpresota. Y en este caso, la sorpresa es literalmente enorme”, dijo en un comunicado Natalie Batalha, una científica de la misión Kepler del Centro de Investigación Ames de la NASA. “La ciencia es maravillosa, ¿verdad?”
La NASA y el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, que anunciaron sus descubrimientos sobre Kepler-10c el martes, dijeron que el gigante rocoso es un acertijo para los científicos.
Kepler-10c fue descubierto por la nave Kepler de la NASA, de allí su nombre. Durante cinco años, la nave ha estado en busca de otros planetas que puedan sustentar vida extraterrestre. En abril, la NASA anunció que Kepler había identificado a más de 2,700 posibles planetas similares a la Tierra, 105 de los cuales han sido confirmados.
En un principio, los astrónomos no fueron capaces de calcular el peso de Kepler-10c. Pero al utilizar un instrumento especial del Telescopio Nazionale Galileo en las Islas Canarias, los científicos pudieron finalmente calcular el peso del planeta, que es mucho más elevado de lo que se esperaba.
“Nos sorprendimos mucho cuando nos dimos cuenta de lo que encontramos”, dijo el astrónomo Xavier Dumusque, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.
Entonces, ¿cómo se relaciona este descubrimiento con la teoría de la evolución de los planetas? Los astrónomos creen que el sistema solar al que pertenece Kepler-10c tiene una edad de 11,000 millones de años, lo que significa que se formó menos de 3,000 millones de años después del Big Bang.
Los científicos habían creído que el universo no era capaz de crear planetas rocosos con muchos elementos pesados durante las primeras etapas de formación. Se creía que en ese entonces sólo existían el hidrógeno y el helio. Sin embargo, Kepler-10c refuta esta teoría al demostrar que el universo era capaz de formar planetas densos poco después del Big Bang.  
Y todo esto lleva aumentar la posibilitad de vida extraterrestre; eso es, ahora sabemos que existen sistemas solares antiquísimos que pueden albergar planetas similares a la Tierra. 
“El descubrimiento de Kepler-10c nos indica que los planetas rocosos se pudieron formar antes de lo que pensábamos”, dijo Dimitar Sasselov, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. “Y cuando se pueden formar rocas, se puede crear vida”.