viernes, 1 de abril de 2016

vida extraterrestre


VIDA EXTRATERRESTRE


Cuando nos referimos a vida extraterrestre, estamos tratando de definir aquellas formas de vida que pueden haberse originado, existido o todavía existir en otros lugares del universo, fuera del planeta Tierra, y que se encontrarían en cualquiera de los estadios evolutivos.
Una de las primeras imágenes que se nos viene a la mente son humanoides con largas extremidades y cabezas y ojos desproporcionados. Sin embargo esta apariencia se debe a conjeturas sobre su aspecto ya que por el momento no hay ninguna evidencia que indique tal hecho. Están basadas en el desarrollo evolutivo que predispondría a una mayor capacidad intelectual y una menor dependencia de la extremidades.


Los científicos buscan vida extraterrestre principalmente de tres maneras:
  • Búsqueda directa, es decir, la observación de vida microbiana o de cualquier tipo en los cuerpos celestes que la humanidad llegue a visitar.
En 1996 la NASA anunció que una posible primitiva forma de vida microscópica podría haber existido en Marte hace más de 3.000 años al descubrir un meteorito en la Antártida proveniente de Marte y que contenía cristales magnéticos que, aquí en la Tierra, sólo eran producidos por formas de vida microscópicas.
Aunque fue rebatido poco después, al encontrarse pruebas claras de contaminación del hielo antártico circundante en el meteorito, esto no descarta totalmente la primera teoría que, de verificarse, supondría la primera prueba de vida extraterrestre.
  • Detección indirecta, o la detección de características o marcas distintivas de la vida en cuerpos celestes a través de telescopios avanzados.

Percival Lowell, astrónomo estadounidense, es conocido por propugnar la existencia de canales en la superficie de Marte, y convertir estos supuestos canales en la prueba evidente de que había vida inteligente en el planeta.
Hoy sabemos que los canales de Marte son lechos de antiguos ríos que fluyeron hace millones de años, antes de que se congelase o se evaporase, pero nada indica que haya existido vida inteligente en Marte, aunque hay una posibilidad de que albergase algún tipo de vida microscópica.
  • Escucha de señales artificiales, que permitiría detectar verdaderas civilizaciones extraterrestres que emiten radiación electromagnética como un subproducto de su avance tecnológico.
El Instituto para Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (S.E.T.I.), trata de encontrar vida extraterrestre por medio del tratamiento de señales provenientes del espacio y que son captadas por el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, que con sus 305 metros de diámetro es el mayor del mundo, lo que permite recoger señales mucho más débiles que cualquier otro radiotelescopio.
Estas señales se envían a la Universidad de Berkeley, California, donde se dividen en fragmentos muy pequeños que son repartidos entre los más de 4 millones de usuarios inscritos en el proyecto SETI@home, para que sean analizados utilizando un programa que funciona como salvapantallas. A pesar del la gran red de ordenadores, hasta el momento sólo se han explorado un 0,000000000000001 % del universo.

Civilizaciones Extraterrestres



En 1961, Franke Drakes formuló la llamada “Ecuación Drake” con la que intentaba determinar el número de civilizaciones de nuestra propia galaxia que podrían ponerse en contacto con la nuestra.
Tuvo en cuenta el número de estrellas con que cuenta la Vía Láctea (medio billón), cuáles de ellos habrían conseguido desarrollar vida inteligente, cuántos podrían o querrían comunicarse con otras civilizaciones y finalmente, cuál es el tiempo de vida que pueden tener dichos seres sin caer en la violencia que los lleve a su propia autodestrucción.
La cifra final dio a conocer que sólo en nuestra galaxia podrían existir 10.000 civilizaciones. Aunque esta ecuación es meramente orientativa debido a la imposibilidad de evaluar dichas magnitudes, da una idea de la enorme posibilidad de encontrar otras formas de vida, ya que el universo está constituido por miles de millones de galaxias.

el primer hombre en la luna

PRIMER HOMBRE EN LA LUNA

El objetivo principal de la misión fue llevar al hombre a la Luna, recoger muestras de la superficie selenita y dejar equipos experimentales que funcionaran después que los astronautas regresaran a la Tierra.

Misión Apolo 11. De izquierda a derecha: Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin “Buzz” Aldrin.
Los relojes marcaban en Chile las 9:32 de la mañana del miércoles 16 de julio de 1969. La cuenta regresiva había culminado y la gran hazaña del hombre -poner un pie en la superficie de la Luna- recién comenzaba.
El módulo lunar “Águila” descendió a la Luna y se posó sobre su superficie el 20 de julio de 1969, en la zona llamada “Mar de la Tranquilidad”.
La llegada del hombre a la luna paso a paso:
La preparación antes del despegue
Mientras se realizaban y afinaban los últimos preparativos, el “mono astronauta” bautizado como Bonny, seguía dando vueltas alrededor de la Tierra. El 4 de julio a bordo del Biosatélite III, la misión recibió la aprobación de completar los 30 días. Bonny pesaba cerca de 7 kilos y fue elegido por los científicos por su habilidad para manejar un tablero de botones. 
El viernes 4 de julio los tres astronautas que viajarían en la Apolo 11 subieron a la nave para realizar el último ensayo del despegue. Faltaban 2 semanas para iniciar la travesía.
Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin “Buzz” Aldrin, vistieron sus trajes espaciales y ensayaron las tareas que realizarían en el espacio.
El compartimento que alojó a los astronautas se encontraba a 75 metros del suelo. Armstrong, comandante de la misión, fue el primero en ingresar al módulo. Eran las 6:50 A.M.
La cuarentena. Los tres astronautas se encontraban en una cuarentena impuesta por los médicos del proyecto. El objetivo era evitar que se contaminaran con bacterias.
Cuando realizaron una conferencia de prensa se presentaron frente a los periodistas en una jaula plástica, rodeados por fuerte corrientes de aire que formaban una especie de “muro de viento”, medidas que evitaban la transmisión de cualquier germen.
En aquel encuentro con la prensa, realizado el 6 de junio, Armstrong comentó que el mombre del módulo lunar o nave auxiliar, con la cual él y Aldrin se desprenderían de la Apolo para descender a la superficie de la Luna, llevaría el nombre de “Eagle” (Águila), por ser el símbolo del escudo de Estados Unidos. Y el módulo orbital llevaría, en homenaje del descubridor Cristóbal Colón, el nombre de “Columbia”.
Plan de trabajo. El plan de trabajo tenía estipulada una preparación de entre 12 y 14 horas diarias, utilizando aparatos especiales que simulaban las condiciones del viaje espacial. Armstrong y Aldrin se entrenaron especialmente en el manejo del módulo lunar o nave auxiliar, que se desprendería el 20 de julio de la nave madre para descender sobre la superficie selenita.

El despegue
Los experimentados astronautas se levantaron de madrugada y después de chequeos médicos de rigor, desayunaron y fueron asistidos para introducirse en los complejos trajes espaciales. Luego fueron conducidos a la plataforma de lanzamiento, donde entraron a la cápsula.
Los relojes marcaban en Chile las 9:32 de la mañana del miércoles 16 de julio de 1969. La cuenta regresiva había culminado y la gran hazaña del hombre, poner un pie en la superficie de la Luna, recién comenzaba.
El cohete Saturno 5 y sus tres tripulantes, Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin, dejaron la Tierra acompañados por un ensordecedor sonido y una gigantesca llama roja. Los cinco motores del vehículo espacial en conjunto alcanzaron una velocidad de 40 mil kilómetros por hora, impulso necesario para vencer la fuerza de gravedad.
El Saturno 5 impulsó la nave a 160 metros de altura, colocándola en la órbita del planeta, y desechando luego las tres etapas del cohete en la medida que cada una agotaba su combustible de oxígeno e hidrógeno líquidos. El lanzamiento del Saturno 5 no revistió ningún problema.
En Cabo Kennedy, ex Cabo Cañaveral, el mar de turistas se retiraba (se dice que fue más de un millón de automóviles que crearon uno de los tacos más grandes de la historia) y los medios de comunicación trabajaban frenéticamente tratando de relatar lo sucedido.
El día presentaba las condiciones climáticas características de la zona: caluroso, húmedo y algo nublado.
La llegada del hombre a la Luna
El 16 de julio de 1969 Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin “Buzz” Aldrin, comenzaban la aventura más importante de sus vidas, que tendría como escenario la Luna. Aquel día despegó la histórica nave Apolo 11.
El viaje hacia la Luna no presentó dificultad alguna. Todo se desarrollaba con tal precisión y normalidad, que la tripulación del Apolo 11 incluso tuvo el ánimo de bromear con los controladores de Houston.
El domingo 20 de julio, ya en la órbita lunar, Aldrin y Armstrong se trasladaron al módulo “Águila”. Michael Collins cerró la compuerta y permaneció pilotando el módulo de control “Columbia”, esperando la separación de la cápsula y apoyando las maniobras del módulo lunar.
Módulo lunar
El módulo lunar “Aguila” regresa desde la Luna a encontrarse con el “Columbia”.
Cuando el “Águila” sobrevoló la superficie de la Luna levantó polvo lunar lo que restó visibilidad a las maniobras de aproximación que el comandante Neil Armstrong había asumido de forma manual para evitar el riesgo de vuelco del alunizaje automático. Habían transcurrido 4 días desde el comienzo del viaje.
El “Águila” descendió a la Luna y se posó sobre su superficie el 20 de julio de 1969, en la zona llamada Mar de la Tranquilidad.
Cuando el comandante descendió por la escalerilla de 9 peldaños, tiró de un anillo que abrió una compuerta de la cual salió una cámara de televisión que transmitió a la Tierra las primeras imágenes desde el satélite.
Eran exactamente las 10:56 P.M. cuando Armstrong descendió por una escalerilla con su traje espacial y puso el pie izquierdo sobre la Luna. Sus primeras palabras fueron “Estoy al pie de la escalerilla. Las patas del Águila sólo han deprimido la superficie unos cuantos centímetros. La superficie parece ser de grano muy fino, cuando se la ve de cerca. Es casi un polvo fino, muy fino. Ahora salgo de la plataforma”. Luego diría la frase histórica: “Este es un pequeño paso para el hombre; un salto gigantesco para la Humanidad“.

Pronto le siguió Aldrin -19 minutos después- quien al reunirse con Armstrong exclamó “¡Qué magnífica desolación!”.
Ambos astronautas necesitaron de un breve lapsus de tiempo poder desplazarse con seguridad sobre la Luna.
Estuvieron caminando más de dos horas por la Luna. Recogieron más de 20 kilos de muestras del suelo, tomaron fotografías y colocaron un artefacto para detectar y medir el viento solar, un reflector de rayos láser y un sismógrafo.
Mientras los astronautas realizaban su misión en la superficie selenita, Michael Collins, mantenía en órbita el “Columbia”, a una distancia de aproximadamente 111 kilómetros de altura.
Armstrong y Aldrin clavaron en el suelo una bandera de Estados Unidos y hablaron por radio con el presidente Richard M. Nixon en la Casa Blanca. Comprobaron que no era difícil caminar y correr bajo una gravedad seis veces menor que la de la superficie de la Tierra. Millones de personas pudieron seguir en directo la retransmisión vía satélite del acontecimiento.
El objetivo principal de la misión fue llevar al hombre a la Luna, recoger muestras de la superficie selenita y dejar equipos experimentales que funcionaran después que los astronautas regresaran a la Tierra. Además dejaron una placa con una inscripción que decía: “Aquí hombres del planeta Tierra pisaron la Luna por primera vez, Julio 1969. Venimos en paz para toda la Humanidad”. La firmaban los tres astronautas y el presidente Nixon.
Una vez de vuelta al módulo lunar, los astronautas se quitaron los trajes espaciales y descansaron unas horas antes de iniciar el retorno al “Columbia”.

El regreso
Abandonaron la Luna en vuelo vertical. El regreso del Apolo 11 se realizó sin contratiempos.
El 24 de julio de 1969, 8 días después de iniciada la misión, el Apolo 11 caía sobre las aguas del Océano Pacífico, cerca de Hawai, donde lo esperaba el portaaviones Hornet para recogerlos.
Ante la posibilidad de que organismos lunares contaminaran la tierra, los astronautas se vistieron con trajes de aislamiento biológico antes de salir de la nave y fueron sometidos a una cuarentena de tres semanas, días durante los cuales entregaron la mayor cantidad de información que pudieron recordar.