jueves, 6 de octubre de 2016

En busca de la Tierra 2.0

23 de noviembre de 2015: La nave espacial Kepler, de la NASA, es una prolífica cazadora de planetas ubicados fuera de nuestro sistema solar. Desde su lanzamiento, que se llevó a cabo en el año 2009, Kepler ha confirmado más de 1.000 de estos exoplanetas y ha catalogado miles de más planetas candidatos. La colección incluye planetas con densidades mayores que la del hierro y menores que la del poliestireno extruido; planetas más pequeños que Mercurio y más grandes que Júpiter, planetas con un Sol, dos soles ¡e incluso cuatro soles!
La cantidad y variedad de exoplanetas es emocionante para los investigadores pero, de cierta manera, la colección deja algo que desear. La gente común, al igual que los científicos, comparte el deseo de hallar un tipo de mundo en particular (un mundo como la Tierra) que nos hable como no pueden hacerlo los “Júpiter calientes” y los múltiples sistemas de estrellas.
Anhelamos un mundo cuya existencia nos diga: “No estamos solos”.
Kepler acaba de encontrar al análogo más cercano al sistema Tierra-Sol.
En julio de 2015, la NASA anunció el descubrimiento de Kepler-452b, un exoplaneta algo más grande que 1½ vez el ancho de la Tierra, el cual orbita una estrella de tipo G2 similar a nuestro propio Sol. Y es más, la órbita de Kepler-452b está ubicada en la “Zona Ricitos de Oro” (“Goldilocks Zone”, en idioma inglés) de su sistema estelar, donde la temperatura es justo la adecuada para que exista agua líquida. También se la conoce como la “zona habitable” porque, para que exista la vida tal como la conocemos, es necesario que haya agua.
“Podemos pensar en Kepler-452b como un primo más viejo y más grande de la Tierra”, señala Jon Jenkins, del Centro de Investigaciones Ames (Ames Research Center, en idioma inglés), de la NASA, quien dirigió el equipo que descubrió a Kepler-452b. “Es alucinante pensar que este planeta ha pasado 6 mil millones de años en la zona habitable de su estrella; más tiempo que la Tierra. Esa es una significativa oportunidad para que surja la vida si se dan todos los componentes y condiciones necesarios para que exista la vida en este planeta”.
Kepler-452b no es el primer exoplaneta que se descubrió en una zona habitable. En efecto, alrededor de una docena de esos mundos, de este tamaño, han sido descubiertos hasta el momento; es decir, de 10 a 15 planetas entre la mitad y el doble del diámetro de la Tierra, según cómo se defina la zona habitable y teniendo en cuenta algunas dudas en los tamaños de los planetas medidos.
Entre esa docena, Kepler-452b es el que más dispara la imaginación porque es el análogo más cercano al sistema Tierra-Sol que se ha descubierto hasta la fecha: un planeta apenas un poco más grande que una vez y media el diámetro de la Tierra orbitando la zona habitable de una estrella muy parecida a nuestro propio Sol.
En Kepler-452b, un año dura 385 días, apenas unas pocas semanas más que un año en la Tierra. El planeta está ubicado solo un 5 por ciento más lejos de su estrella madre que lo que la Tierra está del Sol. Esta distancia extra se encuentra mitigada por luz solar extra. La estrella madre de Kepler-452b es un 20 por ciento más brillante y tiene un diámetro que es un 10 por ciento más grande que el Sol. Las similitudes son, por cierto, destacables.
John Grunsfeld, un administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA, en las oficinas centrales de la entidad, ubicadas en Washington, DC., afirma: “Este emocionante resultado nos lleva un paso más cerca para hallar una Tierra 2.0”.

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