domingo, 9 de octubre de 2016

Cómo aterrizar en un cometa

 Hablando en general, las misiones espaciales se ubican dentro de una de tres categorías: difíciles, más difíciles y ridículamente difíciles.
Los sobrevuelo son difíciles. Una nave espacial viaja cientos de millones de kilómetros a través del oscuro vacío del espacio, divisa un planeta o luna distante y lo sobrevuela a una velocidad que varía desde 32.190 a 48.280 kilómetros por hora (de 20.000 a 30.000 millas por hora), tomando fotografías de manera frenética durante un encuentro dolorosamente breve.
Ingresar en órbitaes más difícil. En vez de sobrevolar un objetivo, la nave espacial que se acerca a él frena y cambia su velocidad lo suficiente como para lograr girar alrededor del planeta. Un movimiento equivocado y la nave espacial vagará por la atmósfera, transformándose así en un meteoro accidental.
Pero aterrizar es ridículamente difícil. Simplemente juegue al video de la NASA llamado “Seven Minutes of Terror” (“Siete minutos de terror”, en idioma español). Observar a Curiosity (Curiosidad, en idioma español) lanzarse en un paracaídas, impulsarse hacia atrás mediante retrocohetes y concretar su camino hacia la superficie de Marte ayudándose con una grúa raramente deja de hacer poner la piel de gallina. Desde el comienzo de la Era Espacial, las agencias espaciales de la Tierra han tenido éxito en aterrizar solamente en seis cuerpos del universo: Venus, Marte, la Luna, Titán y los asteroides 433 Eros e Itokawa.
Rosetta dejará caer el módulo de descenso Philae desde una altura de 22 kilómetros a medida que el cometa rote libremente debajo de él. No habrá un direccionamiento activo durante el lento descenso.
“A diferencia de los anteriores aterrizajes, donde ya se había hecho un reconocimiento (en Marte, por ejemplo, confeccionamos mapas del planeta con bastante anticipación), Rosetta apenas comenzó a conocer su objetivo hace un par de meses”, explica Claudia Alexander, una científica de proyecto para el Proyecto Rosetta Estadounidense. “Esto presenta un riesgo mucho mayor”.
Rosetta llegó a 67P el 6 de agosto de 2014. Lo que descubrió fue impactante. El núcleo del cometa tiene una forma extraña (un observador lo comparó con un “exponente raro de circo”), está dominado por un par de áreas de un kilómetro de ancho unidas por un “cuello” con rocas. No sería fácil elegir un sitio para el aterrizaje.

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